Su Aprobación

El Código de Ética fue aprobado en el consejo extraordinario número 003, el de octubre de 2003. A sí mismo se divide en dos partes, la primera titulada principios fundamentales generales, y la segunda llamada código de ética, la cual consta de 59 normas. El objetivo fundamental  del código de ética de la UNEFA es resaltar los valores de la universidad, implantándolos en los integrantes de la misma. Para así crear buenas ciudadanos que lleven el nombre de nuestra universidad en alto a través de sus principios y normativas.

Encontramos 5 puntos introductorios sobre el código de ética.

Primero: En primer lugar encontramos que en el presente código de ética se establecen las normas de carácter general. Las cuales establecen la conducta adecuada que deben seguir los integrantes de la universidad. Es decir en este código encontramos las normas que deben ser seguidas para tener una conducta adecuada en la institución.

Segundo: El código de ética se aplica a todos los integrantes de la universidad sin excepción. Los cuales se dividen en personal académico, estudiantil y de servicio.

Tercero: En la elaboración de este código de  ética se tomaron en cuenta directrices y orientaciones de la Ley de universidades, la Ley Orgánica para la Educación, entre otras leyes que tuvieron compatibilidad con la misión, visión y objetivo de ésta casa de estudio.

Cuarto: Este código establece que deben estar diferentes valores en la conducta de los integrantes de la universidad. Como el respeto, la paz, la disciplinada, la tolerancia, entre otros. Es decir valores que realicen una convivencia exitosa entre los integrantes de la universidad.

Quinto: Encontramos que el código de ética tiene como finalidad la presentación de pautas éticas que orienten y contribuyan a eliminar conductas inadecuadas que no se rijan a la que se debe emplear en el instituto universidad; de igual manera cultivar y mantener la ética en el modo de vida de universitario, para así crear una convivencia exitosa entre los integrantes de la misma; y por último respetar a cada integrante de la universidad, así como contribuir a la defensa de su pleno desarrollo en el ámbito corporal, intelectual y espiritual.